«¡Mis personajes se rebelan! Toman su propia iniciativa, dirigen sus diálogos y hasta cambian de personalidad. ¿Es normal?».
Sí, es perfectamente normal. Y hasta aconsejable.
Cuando escribimos tenemos una idea de lo que queremos contar. Incluso de lo que queremos que ocurra. Pero en más de una ocasión, alguno de nuestros protagonistas no tienen esa misma intensión: toman la iniciativa y te sugieren un nuevo giro cuando estás trabajando en una escena o te encuentras en medio de un diálogo.
De repente llega a tu mente una idea fugaz de «¿y si…?», o cuando estás en un diálogo te surge una respuesta rápida que no habías planificado. Es más que probable que te cambie algún aspecto importante de la historia y te ofrezca un giro, curioso e interesante, que cambie el desarrollo de lo que planeabas para él.
No te asustes, ni lo descartes. Es la magia de la escritura.
Muchos dicen que el escritor no es más que un canal para hacer llegar una historia. Tal vez sea verdad. Yo no comparto exactamente esa opinión, pero sí estoy totalmente de acuerdo con que los personajes pueden cobrar vida propia. Los personajes son creados o «diseñado», por el escritor, quien les ha atribuido cualidades, virtudes, defectos, un pasado específico y un presente muy preciso que es el que se narra en la historia.
Que los personajes «cobren vida» es un hecho que suele ocurrir cuando la concentración de tu mente está en un punto álgido y has conseguido mimetizarte con tu protagonista. Vives su historia, experimentas sus emociones, tal como lo vivirías tú. Es el momento en que las musas te sonríen y tú te mueves dentro de la escena como pez en en su pecera: viendo, oyendo y percibiendo todo de primera mano.
Es muy buena señal, porque tu parte creativa te está enviando ideas frescas, nuevas sugerencias sobre lo que puede ocurrir en ese momento de tu escrito. No somos conscientes de la velocidad a la que se mueven los pensamientos en nuestra mente, ni de la cantidad de ellos que pasan fugazmente por ella tras un leve estímulo. Es un proceso tan rápido y sutil que la inmensa mayoría se nos pierde en el subconsciente.
Sin embargo, al igual que en una tormenta de ideas, tu mente puede ofrecerte respuestas y acciones a lo que está leyendo y tratando en ese momento, de forma rápida y precisa. Son nuestros momentos de inspiración, cuando la concentración es máxima y, por tanto, nuestro potencial creativo está en su mayor rendimiento.
Mi sugerencia: ten una libreta de apuntes al lado cuando estés escribiendo. Nunca sabes en qué momento, alguna de estas rápidas respuestas puede surgir. Si no tienes tiempo de desarrollarla, al menos, apúntala para poder volver a valorarla con calma más tarde. Te aseguro que te sorprenderás.
Un simple giro de un grado en una escena puede significar un mejor avance en la historia. Y un pequeño grado que cambie en un diálogo, puede ofrecerte un momento único, interesante, drástico que puede mejorar en mucho el desarrollo de tu escrito y aumentar el interés hacia tus personajes.
¡Aprovéchalos!
https://www.rosasanmartin.net/post/personajes-que-cobran-vida
https://www.sinjania.com/que-hacer-cuando-los-personajes-no-obedecen-al-escritor/