Personajes acartonados y tramas confusas: evita arruinar tu relato.

Cuando comenzamos a escribir, cometemos fallos que, si bien son comunes por falta de experiencia, podemos solventar con un poco de atención.

En este artículo quiero ofrecerte algunas sugerencias útiles para tus nuevos escritos, ideas que pueden ofrecerte propuestas más originales e ideas interesantes para evitar esos errores comunes al crear personajes y narrativas.

Ya hemos hablado de la fuerza y el peso de los personajes en cualquier historia. Son ellos quienes narran los hechos, los viven, los experimentan y los transmiten al lector. Sobre ellos recae el que una historia sea inolvidable.

Así que, su creación y desarrollo, es una de las tareas más importantes para cualquier escritor. Pero incluso los autores más experimentados a veces cometen errores que pueden perjudicar la calidad de su historia. 

Te expongo aquí tres fallos comunes al desarrollar personajes, y cómo evitarlos:

  1. Hacer al personaje demasiado perfecto. A todos nos encantan los héroes. Pero, ¡cuidado!: los protagonistas inmaculados que lo hacen todo bien son aburridos y muy poco creíbles. Dale a tu personaje principal defectos, debilidades, incluso manías que deberá superar. Esto lo hará más realista y hará la trama más interesante.
  2. No darle al personaje una motivación y objetivos claros. Todos buscamos, anhelamos y nos movemos por un motivo: algo que para nosotros es importante y fundamental conseguir en nuestra vida. Y tu protagonista no es diferente. Debe tener razones claras para sus acciones y definir sus motivaciones y metas le dará impulso a la trama: ¿Qué quiere lograr? ¿Por qué?
  3. Crear un personaje inconsistente. No hagas que tu personaje actúe de maneras que contradigan su personalidad establecida. Asegúrate de que sus acciones y diálogos concuerden con el tipo de persona que es. Según el personaje que crees, su forma de vestir, de actuar, de hablar, de andar, y hasta de pensar, debe ser la apropiada. La coherencia es clave.

Algo que me sirve para evitar estos errores, es dedicar tiempo a desarrollar en profundidad a los personajes. Incluso, hasta el punto de invitarle a un café imaginario, sentarlo frente a mí y conversar con él sobre cómo es, que quiere, a qué aspira o qué le preocupa, mientras tomo notas (sí, sé que suena a encuentro psicológico en un diván). Parece algo de locos, pero te aseguro que es una dinámica de lo más satisfactoria, productiva y rápida para hacerte con tu personaje en pocos minutos. Deja que sean complejos, que se enfrenten a su vida y proponles situaciones para saber cómo reaccionarían ante ellas. Déjales que evolucionen con la trama.

Más allá de los personajes, hay otros tres elementos que pueden arruinar el relato de un nuevo escritor, esta vez, relacionado con la narrativa. Son, también, errores frecuentes que se presentan, sencillamente, por falta de práctica. Serían estos:

  1. Trama poco clara. Recuerda: la historia está en tu cabeza; no la puede conocer el lector. ¿Qué quiero decir con esto? Es algo tan sencillo como que no debes dar por hecho que el lector sigue tu línea de pensamiento exactamente igual. No es dar toda la información, pero sí exponer, muy claramente, descripciones, lugares, tiempos, personajes, para no perderle en la lectura. Si la trama es confusa y el lector no entiende lo que está pasando, perderá rápidamente el interés. Una forma de contrarrestar este posible fallo es crear un esquema básico de movimientos, tiempos y personajes, antes de escribir para tener una visión general.
  2. Personajes planos. Llamamos así a aquellos personajes de los que solo sabemos su descripción física, pero no tienen un contexto detrás como carácter, voz, movimientos, respuestas, emociones, expectativas… Los personajes necesitan personalidades e historias sólidas para que el lector se conecte con ellos. Dales profundidad a través de motivaciones, emociones que experimentar, valores que defender y retos que conseguir.
  3. Diálogos poco naturales. Los diálogos deben sonar a conversaciones reales, no forzadas. A veces podemos observar diálogos «infantiles» en personajes adultos. Son aquellos que parecen cortados por monosílabos, frases hechas, sin una razón lógica de que se produzca, insustanciales. Lee tus diálogos en voz alta y tómalos como referencia de la vida real: ¿Cómo tendrías esa conversación si fueras tú el protagonista? ¿Con qué intención e intensidad la tendrías?

Algunas de las estrategias más compartidas para mejorar estas narrativas son básicas: leer mucho dentro de tu género, pedir feedback a personas que puedan instruirte, no tener miedo a hacer múltiples borradores (fundamental e imprescindible) y, sobre todo, desarrollar bien a los personajes. 

 

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