Los personajes odiosos, esos que nos caen mal, que nos repelen, que nos ponen de mal humor, tienen un poderoso atractivo en la ficción, a pesar de todas sus cualidades negativas.
¿Por qué nos gusta odiar a estos personajes? ¿Qué es lo que nos resulta tan atrayente de ellos?
En realidad, hay una parte en ellos que nos resulta familiar, que nos gustaría expresar en nosotros. Son elementos prohibidos para nuestra moral y nuestros valores. Pero… ¿Qué hay más atractivo que saltarnos las reglas con inmunidad y, además, con total conocimiento de hacerlo? Aquí hay algunas razones de por qué nos resultan tan hipnóticos:
– Nos permiten explorar el lado oscuro de la naturaleza humana de forma segura. Podemos experimentar emociones como el desprecio, la ira, el desdén, la violencia, el cinismo, hacia un personaje sin consecuencias reales.
– Son fascinantes en su complejidad. Un buen personaje odioso tiene una gran profundidad y motivaciones claras, matizadas. A veces, son terriblemente coherentes en su pensamiento, lo que lo convierte en un ser atractivamente enigmático.
– Crean drama y conflicto. Su presencia genera roces y problemas que mueven la trama. Son un desafío para los protagonistas que llegan a ponerlos al límite de sus posibilidades. Esto nos aumenta el concepto de héroes, de heroínas, de personas sufridas que evolucionan y se superan.
– Pueden cambiar y redimirse. Ver cómo un personaje odioso encuentra la redención satisface nuestro deseo de justicia y cambio positivo. Aunque si es demasiado sencillo, nos parece una redención ficticia.
Nos encanta leerlos y observarlos. Pero ¿Cómo crearlos en nuestra historia de forma que parezcan verosímiles? Te dejo algunas sugerencias para que juegues con tu propio personaje odioso:
- Dales una motivación comprensible, no los hagas odiosos «porque sí». Puede haber un trauma, un concepto de ideología retorcida, o una gran inseguridad detrás de su maldad.
- Es fundamental que tenga sus propios valores y éticas, y que sean coherentes con ellas.
– Permite que se les vea atisbos de humanidad. Momentos de bondad, compasión o vulnerabilidad les brindan complejidad. Por ejemplo: puede ser un asesino en serie que le guste desollar una parte de piel de sus víctimas como firma; sin embargo, es tierno y compasivo con los animales y les demuestra cariño y atención.
– Evita caer en arquetipos. El villano unidimensional que es malo «porque le gusta ser malo» es aburrido y no es creíble. Siempre hay una poderosa razón detrás de su maldad.
– No los redimas demasiado fácilmente. Es importante hacer crecer su lado de coherencia. Un cambio drástico no suele ser creíble. Es mejor que existan altibajos hasta llegar a un verdadero arrepentimiento.
– Muestra las consecuencias negativas de sus acciones, para que no parezcan glorificados.
– Dales relaciones y vínculos que muestren otras facetas suyas. Familia, amistades, romance.
Ayudándote de estas sencillas premisas, podrás crear un personaje odioso que cautive al lector, manteniéndolo entretenido y ansioso por ver su evolución dentro de la historia.
En la literatura ha habido muchos personajes odiosos que son memorables. Algunos de ellos son:
– Dolores Umbridge en la saga Harry Potter. La malvada profesora de Defensa Contra las Artes Oscuras que tortura a Harry y sus amigos con su dulzura empalagosa y sus castigos crueles.
– Tom Buchanan en El Gran Gatsby. El arrogante amante de Daisy representa el privilegio y la ostentación de la élite. Trata a los demás con desdén.
– Nurse Ratched en Alguien voló sobre el nido del cuco. La enfermera malvada y controlladora que maltrata a los pacientes mentales bajo su cuidado.
– El juez Hathorne en La casa de los siete tejados de Nathaniel Hawthorne. Despiadado juez en los juicios por brujería de Salem, obsesionado con el castigo.
– La Señora Danvers en Rebeca de Daphne Du Maurier. La siniestra ama de llaves, aún obsesionada con la primera esposa fallecida, Rebeca, a quien la nueva esposa del viudo Maxim debe enfrentarse.
Cómo utilizar los personajes y ambientes para crear escenas intensas
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