«Pan de limón con semillas de amapola», es la primera obra de la escritora española Cristina Campos. Se trata de una historia ambientada en Mallorca, donde dos hermanas se reencuentran después de quince años sin verse para vender un molino y una panadería que han heredado de una misteriosa mujer.
Narrada en tercera persona, nos presenta la historia alternando los puntos de vista de las dos protagonistas: Marina y Anna. Marina es médico cooperante que trabaja en África y que ha vivido experiencias muy duras en su vida, desde no sentirse querida por su madre, haber sido enviada a estudiar fuera de su hogar a los quince años, y labrarse su vida en soledad. Su profesión y vocación, le hace ver una parte del mundo cruel y despiadado que va forjando su carácter. Por otro lado, su hermana Anna es una ama de casa, ha vivido con cierto estatus social y siempre ha estado bajo el ala de su madre, si bien, ahora vive con un marido infiel y violento y su rebelde hija adolescente. Ambas tienen secretos, traumas y sueños no realizados que se irán revelando a lo largo de la trama.
Es una lectura con un estilo sencillo y fluido, con descripciones detalladas de los paisajes mallorquines, haciendo referencias a la cultura, la historia y la música de la isla. Con ello, la autora crea una atmósfera envolvente y acogedora. Sin embargo, la crítica ha sido contraria, recibiendo buenas referencias a su lectura y algunas más duras sobre elementos clichés, según algunos lectores.
Es verdad que es un argumento sencillo, muy familiar, tal vez utilizando cuestiones muy del día a día, donde no hay sobresaltos ni sorpresas. Está centrada en el relato de lo que sería una historia muy común, de trama familiar y de pareja, que trata el tema de las relaciones personales y de superación personal, de búsquedas de secretos personales, familiares y de tiempo perdido.
Tiene un ritmo lento y pausado, que se centra más en los sentimientos y las relaciones de los personajes que en la acción o el misterio. El mayor enigma en todo el argumento es conocer el origen y la razón de la herencia que le ha sido dada a las dos hermanas por una extraña mujer a quien no conocen.
Los personajes son el punto fuerte del libro, ya que están bien construidos y tienen una evolución creíble. Marina es una mujer valiente, generosa y luchadora, que se enfrenta a sus miedos y se abre al amor. Anna es una mujer sumisa, insegura y dependiente, que se rebela contra su situación y recupera su autoestima. Ambas hermanas se apoyan mutuamente y reconstruyen su vínculo fraternal. También hay otros personajes secundarios que aportan color y diversidad a la historia, como los amigos de Marina en África o los variopintos vecinos del pueblo.
Cristina Campos es una escritora española nacida en Barcelona, licenciada en Humanidades en la Universidad Autónoma de Barcelona y en la Universidad de Heidelberg. Esta es su ópera prima y ha sido llevada al cine. Un logro que no muchos autores logran en su primera incursión literaria.
Frente a la ambigüedad de las críticas, y bajo mi humilde opinión, «Pan de limón con semillas de amapola» es una novela entretenida y emotiva, diría que refrescante, a mí que soy acérrima consumidora de las novelas negras y de intriga. Resulta una lectura agradable, que puede gustar a los lectores que busquen una lectura familiar, ligera y dulce, con un toque de romance. Tal vez a algunos lectores no le parezca un escrito llamativo y original, pero sí resulta una obra honesta y sincera, que refleja el estilo sencillo y fluido, así como la voz literaria de Cristina Campos.
Esta novela es para amantes de lecturas que te envuelven en lo que sería una vida cotidiana, una voluntariosa búsqueda interior y un aprender a dar nuevos pasos superando el miedo y los contratiempos de la vida. Su mensaje es positivo y optimista —así lo transmite la historia—, sobre la importancia de perdonar, sanar y seguir adelante.
Suscríbete y te regalamos un libro
«Cómo hacer escritos más atractivos
al lector en 9 pasos»
