¿Has oído hablar de la hipofrontalidad transitoria?
Yo la conocí a través de una lectura del libro El club de las cinco de la mañana, de Robin Sharma, uno de los máximos representantes en la actualidad del mundo de la empresa y el liderazgo.
Sharma es alguien a quien admiro y respeto. He leído muchos de sus libros y he de decir, que éste ha sido muy esclarecedor para mi. Lo devoré en muy poco tiempo y lo sigo consultando con frecuencia. No solo por su cómoda lectura —Robin Sharma es muy sencillo en la comunicación y sabe llegar con mucha facilidad al lector. Todo un maestro—. En este libro, trata de un conocimiento muy específico que ha marcado en mí una gran diferencia, tanto en mi vida personal como en la profesional. Se trata de lo que él denomina «hipofrontalidad transitoria».
Lo presenta con un ejemplo muy elemental para que lo entendamos, desde la idea propuesta por el psicólogo profesor Eldar Shafir. Según el, al levantarnos por la mañana nuestro cerebro tiene una capacidad mental limitada —de hecho lo prepresenta como un «ancho de banda», que a lo largo del día vamos agotando a través de las multitareas a la que la sometemos y según como la tratemos.
Nuestra mente se recarga con el descanso, y por la mañana está en plenitud de energía. Sin embargo, cuando atendemos varias cosas al tiempo en lugar de priorizar una tarea en concreto por un tiempo determinado, nuestra productividad disminuye de forma drástica, junto a la concentración y eficacia.
Según Sharma, explica la «hipofrontalidad transitoria», explicándola como un elemento de la corteza prefrontal, responsable del pensamiento racional y la preocupación. Por la mañana, al despertar y por un breve periodo de tiempo, esta parte del cerebro se desactiva y su actividad cotidiana de análisis, raciocinios, búsqueda de soluciones y el estrés que se produce de tratar varias cosas a la vez está en un tiempo muerto.
Es aquí donde la serenidad y el silencio del amanecer juegan un importante papel activando los neurotransmisores de dopamina y la serotonina y la mente tiene una conexión muy especial con la creatividad y una mayor productividad, una fase mental más eficaz donde obtenemos el mayor rendimiento creativo por excelencia.
Soy una enamorada de las enseñanzas de Robin Sharma, y esta lectura cambió todo mi concepto de trabajo tanto como escritora, como formadora: me ha aportado una forma sana, efectiva y rápida de conseguir el máximo rendimiento en mi mente y la de mis alumnos.
Una idea simple y maravillosa: Trabajar una actividad con alto rendimiento cada vez y aprovechar el momento de mayor flujo creativo de nuestra mente: la mañana.
Te invito a leer este libro de «El club de las cinco de la mañana» —te aseguro que no tiene desperdicio—, y que pruebes a utilizar esta dinámica. Sus resultados son asombrosos en poco tiempo.
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