Al momento de escribir una historia, es fácil caer en estructuras narrativas convencionales. Tiene su lógica: son las que más leemos, o las más vistas en las series y películas que vemos. Sin darnos cuenta, son estructuras que nos quedan grabadas en nuestra memoria.
Aunque… ¿Te ha pasado alguna vez que lees una novela y te sorprende? ¿O aparecen cambios inesperados y originales? Te sorprenden, y te agradan. Te incitan a la curiosidad y llaman tu atención.
Y si nos gusta escribir, ¿qué pasa si innovamos y le damos un giro inusual a la trama? Es un riesgo, sí; pero ¿y si nos da ese «eureka» que necesita nuestra historia?
Te dejo aquí siete estructuras originales y llamativas, que usaron grandes escritores en sus obras, y que podríamos utilizar en nuestras historias. Por supuesto, ellos las han llevado a cabo con maestría, se arriesgaron y lograron llevar su obra a un punto insospechado. Son los mejores ejemplos para aprender otras estrategias.
1. Narrativa no lineal
Llamamos así a la estructura que no cuenta la historia en orden cronológico. Puede empezar por el final o el clímax, saltar entre pasado y futuro, o mezclar momentos clave. Es típica de ciertas películas donde nos muestran momentos del pasado (contándonos parte de la trama) o, incluso, al futuro, dejándonos con la curiosidad de qué les ha llevado hasta ese momento.
Nuestro ejemplo magistral está en Rayuela, de Julio Cortázar, que permite leer la novela en diferentes órdenes, lo que altera la percepción de la historia y los personajes.
2. Narrador poco fiable
La persona o voz que nos cuenta la historia no lo hace totalmente de forma veraz, ya sea por su percepción distorsionada o por motivos propios. Esto crea una experiencia intrigante para el lector, porque hay signos controvertidos, antagónicos y solo se conoce la verdad al final.
Un ejemplo de esta fórmula es El guardián entre el centeno de J.D. Salinger, Holden Caulfield es un narrador subjetivo que distorsiona los hechos debido a su confusión emocional.
3. Historias dentro de historias o la narración enmarcada.
Una historia principal contiene otras historias secundarias, como cajas de un regalo cada vez más pequeñas y que revelan diferentes capas. Es una fórmula utilizada en series, sobre todo policíacas, donde hay una trama que va desarrollando a través del tiempo, pero cada capítulo resuelve un caso diferente.
A mí me viene a la mente Arthur Conan Doyle con Sherlock Holmes, donde está en continuo jaque con su rival Moriarti, pero mientras, resuelves otros muchos misterios.
4. Narrativa epistolar
La historia se cuenta a través de cartas, diarios o mensajes. Es una forma bastante íntima de conectar con los personajes. Las cartas son el preámbulo que nos lleva a la narración de esa escena particular.
Esta fórmula se desarrolla de forma magistral en Drácula, de Bram Stoker, donde utiliza cartas y diarios para construir la historia desde diferentes perspectivas.
5. Múltiples puntos de vista
Se narra la misma historia desde diferentes perspectivas, lo que ofrece una visión más completa o contradictoria.
Para mí fue una sorpresa cuando leí por primera vez una novel con esta estructura. Por cierto, me encantó, y guardo muy buen recuerdo de esta obra, aunque ya está descatalogada. Se trataba de Las rosas de Somerset, de Leila Meacham
6. Narrativa circular
La historia termina donde comienza, creando una sensación de destino inevitable o de repetición, como si fuera imposible no volver a llegar al mismo punto.
Por supuesto, el ejemplo lo tenemos en Cien años de soledad de Gabriel García Márquez, la historia de la familia Buendía cierra un ciclo que refleja el destino trágico y recurrente de Macondo.
7. Estructura caleidoscópica
La trama se compone de pequeñas historias independientes que, al unirse, forman una visión más amplia del tema central. Por lo general, estas historias siguen a múltiples personajes, cada uno con su propia historia. Aunque sus tramas no siempre se cruzan directamente, al unir estas historias, el lector obtiene una perspectiva más profunda y completa sobre la condición humana y los lazos invisibles que les conectan
Esta fórmula la utilizó Raymond Carver en su obra Vidas cruzadas. En el cine se ha utilizado, de hecho, esta novela inspiró a la película Short Cuts (1993), y otro ejemplo cinematográfico lo tenemos en Magnolia (1999), donde la película cuenta varias historias independientes que se entrelazan temáticamente. Los personajes están conectados por hilos narrativos sutiles, y juntos forman un retrato complejo de la vida, el destino y las relaciones humanas.
Cada una de estas estructuras ofrece nuevas formas de explorar la escritura, desafían las convenciones y enriquecen la experiencia del lector. Experimentar con ellas puede ayudarte a encontrar esa fórmula que a ti te va mejor y que trabajas con mayor comodidad.