El bloqueo interno, síndrome del impostor.
El «bloqueo creativo» de segundo nivel: parte de nosotros mismos.
Primer nivel, el más generalizado y de origen externo. Ya hemos hablado de él, es el más común: Un caudal de trabajo importante, una salud algo delicada, agotamiento físico o mental, una situación familiar o laboral que exige de nuestra atención…
No son más que distractores de nuestra concentración, formas de consumir energía y atención para nuestra mente y, eso, provoca que decida priorizar su vitalidad a aquello que es de utilidad, vital o de mejora.
Se trata de buscar un momento de quietud y serenidad, cerrar los ojos, respirar profundamente y preguntar: Tu mente responderá a preguntas como:
¿Qué te está molestando?
¿A qué quieres que preste atención?
Una vez que se haya encauzado ese motivo por nuestra parte, la mente comenzará a relajarse y podemos enfocar la atención hacia nuestra creatividad.
El segundo nivel, más profundo y que parte de nuestro propio interior.
Supongamos que nuestro bloqueo parte de nosotros mismos, de lo que pensamos y creemos de nosotros; no parte de una eventualidad exterior. Es cuando comenzamos a sentirnos «impostores».
Entramos en este proceso a través de nuestros pensamientos, de la duda y pensamientos de «no puedo» «no sé lo suficiente» «no voy a saber hacerlo». Estas ideas son recurrentes y nos lleva a sentir que estamos en donde no deberíamos a estar.
Todo esto es causa de un solo temor: miedo a no poder llegar a lo que los demás esperan que lleguemos. En esta situación, las preguntas cambian. No son del tipo: ¿Qué puedo hacer para liberarte?, sino que van en relación a ese miedo:
¿A quién no quiero defraudar?
¿Por qué no quiero defraudar?
¿Cómo me sentiré si no llego a esta meta?
El proceso es el mismo: unos minutos sin distracciones, unas respiraciones profundas, aquietar nuestra mente y preguntar, directamente.
Nuestra mente nos responderá igualmente, a través de imágenes, recuerdos o sensaciones. Es posible que no queramos escuchar su respuesta y debemos estar preparados para conocerlas, ya que de ello depende salir mucho más rápidamente de ese bloqueo creativo.
Cosas que podemos hacer:
Si las respuesta es miedo a decepcionar a alguien, un familiar, una persona influyente, lo ideal es tener una conversación con ella. No quiere decir que tengas que explicarle el motivo, exactamente, sino dirigir la conversación, sacar el tema y ver qué es lo que piensa esa persona, qué es lo que realmente espera. Muchas veces, el nivel de exigencia que te has autoimpuesto no tiene relación con las expectativas de la persona en cuestión.
Conocer esto va a liberarte de mucha presión y te aligerará para que vuelvas a ser dueño de tu foco creativo.
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