Deja fluir tu «creatividad dormida»; haz caso a tu intuición.
Con frecuencia dudamos que tengamos creatividad suficiente para realizar un escrito. Es más, cuando comenzamos a escribir, sea lo que sea, solemos tener muchos límites respecto a esto: «es que no soy creativa…», «Nunca he tenido imaginación…», «La creatividad es un don, y no lo posee todo el mundo…»
Bien, pues tengo una buena noticia para ti: todos somos creativos; todos sin excepción, tenemos imaginación. El hecho de que sea evidente o no, no depende de que lo poseas, sino de cómo la trabajes.
Es pura elección. Sencillamente, al hacernos adultos elegimos hacer otras cosas de forma más automática porque es nuestro medio de supervivencia frente al mundo que se nos presenta: Tenemos familia, responsabilidades que atender y, eso, nos hace tomar la trágica decisión de ir sobre lo seguro.
Piensa en cuando eras niño: todos los niños tienen imaginación y son creativos por propia naturaleza. No tienen reparos en probar a ver si funciona, si se queda o sale bien, mezclan, rompen, pegan, unen… crean; solo disfrutan de ese momento. Cuando vamos convirtiéndonos en adultos es cuando da la impresión que toda esa energía creativa desaparece.
¿Y lo hace? ¿Realmente desaparece?
Para tu tranquilidad te diré que no. No se diluye, no se pierde… Se va retrayendo y la dejamos «aparcada» porque no la utilizamos de forma cotidiana, o lo hacemos bajo otro nivel de exigencia. No quita, que si le damos una oportunidad con pequeños detalles, esa «creatividad dormida» pueda volver a estar más presente en nuestro día a día, y por supuesto, en nuestros hobbies.
En la escritura, nuestro miedo a cometer errores, a los gazapos, a no hacer un escrito digno o interesante nos puede cortar la creatividad.
Para poder utilizarla, debemos dejarla fluir, sin limitación; ahí entra en juego nuestra intuición. Si somos capaces de dejar a nuestra intuición trabajar, y dejamos salir todo lo que la intuición nos susurra al oído interno, podemos conectar con nuestro subconsciente. Eso, son los momentos reales de inspiración: una buena y profunda concentración en lo que hacemos.
La intuición tiene un don maravilloso. Cuando queremos tratar un tema, nos ofrece conexiones con otras ideas, momentos o recuerdos donde hay elementos comunes a lo que quieres tratar.
¿No te ha pasado estar leyendo, estudiando o redactando algo, y sentir que te has quedado en blanco? ¿O has tenido que leer dos veces un mismo párrafo? Lo llamamos despiste, pero en realidad es que nuestra intuición ha conectado con algo que tiene relación y te ha sacado de tu concentración.
¿Cómo conseguir despertar y desarrollar nuestra creatividad en nuestros escritos?
Tienes varias opciones:
-Proponte cada día hacer algo, un detalle nimio, pequeño y cotidiano, donde tengas que buscar una solución. Por ejemplo, preparar una cena improvisada, escribir con dos colores, escoger un nuevo camino de vuelta… Cualquier cosa que se salga de lo cotidiano.
-Escribe de vez en cuando, solo por el placer de hacerlo. Cinco minutos y deja que salga cualquier cosa que te venga a la mente. Puedes hacerlo respondiendo a una pregunta, o bien sobre un tema que te preocupe. El hecho, y lo importante, es que dejes salir todo lo que pase por tu mente sin frenarla o evitarla.
– Cuando escribas, un artículo, un post, un mensaje, un relato, no estés corrigiendo al mismo tiempo. Deja que fluya todo lo que piensas y sientes en ese momento, tal cual salga. Luego, tendrás tiempo de releer, cortar, eliminar, reconstruir o añadir a voluntad. Hay un momento para escribir (donde debes fluir sin coartar tu intuición) y otro para corregir y editar (para que el mensaje llegue de forma correcta y coherente).
-Y un consejo: cuando te ocurra que, escribiendo o leyendo te «despistas», vuelve justo al sitio donde perdiste la concentración. Seguramente ahí, encontrarás nueva información.