Hacer historias que atrapen.
¿A que ganar la atención de tus clientes es uno de tus deseos?
Y apostaría a que, a veces, te quedas quieto frente al ordenador buscando esa palabra, esa frase o giro que haga a tus lectores digan «¡Wauuu! Esto es genial»
El Liderazgo implica llevar una comunicación efectiva a través de la escritura. Es un elemento imprescindible si eres emprendedor y quieres convertirte en un referente: mensajes, mails, newsletters, post en las redes, llevar un blog…
Es un arte que debes dominar tanto o más que hablar en público. Imprescindible para ganar posicionamiento en el mercado. Es más: si no tienes costumbre en hacer conferencias y charlas (que irás aprendiendo con la práctica), tus escritos pueden ir allanándote el camino, ganando seguidores, obteniendo más suscriptores y haciéndote más visible al mundo.
Como todo, escribir de forma seductora comienza con un primer paso. Y hay formas sencillas de hacerlo y estrategias para lograrlo.
¿Quieres conocerlas?
En este blog te iré exponiendo algunas de ellas. Porque yo, como tú, también tuve que empezar; …y que investigar, probar, equivocarme y volver a intentarlo, mejorar… y aún, sigo estudiando y aprendiendo nuevas técnicas.
Lo bueno, es que conocerás aquello que está funcionando —que a mi me ha funcionado—, con lo cual, te ahorrarás bastante tiempo y quebraderos de cabeza.
Comencemos por nuestro primer paso: Hay dos elementos indispensables, sin los cuales, la escritura no podría ser efectiva, ni sería interactiva con tu lector, ni captaría el interés de tu cliente.
1.- La visualización: Lograr hacer que sus lectores tengan imágenes mentales, para conseguir que actúen.
Todos guardamos absolutamente todo, lo que hemos vivido, visto y sentido. Se ha formado en ella, un banco de imágenes y sensaciones que van quedando como propias.
Cuando leemos, estamos descifrando un código, mas o menos conocido. Y no deja de ser signos, datos y combinaciones: tenlo muy claro. Si no le das una «chispa» a esa combinación de letras, signos y números, tu cliente quedará frío.
Conociendo esto, vamos a darle la vuelta y ganarnos la atención de nuestro receptor (a quien, por cierto, en la escritura no conocemos; no sabemos quién nos leerá o no).
Escribe tus mensajes (todos ellos) de forma que lleven implícita una imagen, un ejemplo, pequeñas imágenes, alusiones o recuerdos que evoquen aquello que quieres exponer. Así, él buscará directamente en su «banco de datos» personal y elegirá una imagen o visión lo más cercana a lo que está leyendo. Así, creamos un vínculo con nuestro cliente lector.
2.- La emoción. Hay dos formas para lograr que sientan una emoción que tú estás intentando transmitirles.
La primera y más rápida es a través de preguntas: «¿Alguna vez te has sentido…?» «¿Te acuerdas de aquel día…?» «A un amigo mío le paso…»
Esto le obliga a dirigirse a sus recuerdos y encontrar un momento similar al que le propones y… irremediablemente, tendrá que volver a conectar con su «banco de datos». Sin embargo, esta vez encontrará una situación que conlleva una emoción (la que vivió en ese momento similar).
La segunda forma es a través de una anécdota o metáfora. Un ejemplo similar que le haya ocurrido a un tercero, o a tí mismo. Casi de forma inmediata, tu lector se colocará en el lugar del protagonista y «vivirá» de forma simulada su situación.
Y aquí, ya has captado toda su atención.
Tiene las dos bases primordiales para convertirse en tu cómplice: prácticamente en seudo-protagonista de tu historia, recogiendo datos de situaciones parecidas que él vivió y que puede recordar: una visualización y una emoción similar.
Tu mensaje, ya ha quedado en el recuerdo de tu cliente y le habrás hecho «sentir» tu lectura.
Así que, vamos a esquematizar este primera estrategia:
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- Visualiza lo que escribes para que lo expreses mejor.
- Transmite el sentimiento y percepción que tienes: te será más fácil.
- Escribe como si te dirigieras a una única persona, para darle aún más confianza y proximidad.
- Intenta representar imágenes con tus palabras. El recurso de la historia ayuda a evocar un estado a la persona que lo lee, cuando no sabemos si ha sentido antes algo parecido.
- Escribe para un niño. Siempre en un lenguaje claro y sencillo.
“Todo debe hacerse lo más sencillo como sea posible, pero no más”
Albert Einstein
Un abrazo cálido y hasta muy pronto
Dulce Bermúdez
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al lector en 9 pasos»
