Cómo ambientar tu historia en cinco momentos fáciles de recordar.

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Cómo ambientar tu historia en cinco momentos fáciles de recordar y crear, de paso, una sencilla estructura interna en tu escrito. Es un truco muy sencillo pero de gran eficacia de cara a tus lectores.

taza-de-cafe-con-una-libreta-y-boligrafo-a-su-ladoHoy quiero presentarte a los marcos de referencia, o como a mí me gusta llamarlos, los marcos ambiente. Se trata de cinco momentos ordenados que son, sistemáticamente, el esquema de una buena película o novela policiaca o de thriller.

Los marcos de referencia proporcio

nan indicaciones sutiles sobre en qué momento o situación nos encontramos en la trama de la historia. Nos ofrecen información, claridad y percepción de lo que está ocurriendo. La trama se agudiza con los hechos que transcurren entre ellos.

Como usuarios de la escritura, nos ayuda a ponernos en situación. Podemos vivirla casi tal cual lo viven los personajes, nos metemos en su piel y, si todo va bien, experimentamos las diferentes emociones que conllevan cada uno de los marcos, percibiéndola de forma semejante a los protagonistas. 

¿Qué son?

En realidad, en la escritura los marcos constituyen descripciones y observaciones del entorno que rodea a un momento determinado. Según el momento, con quién y cómo se relacionan los personajes, marcarán un campo temporal en el entorno del lector.

En cierto modo, un marco de referencia delimita un proceso o un hecho concreto, facilitándonos la concentración en él.

Actúa como una estructura interna. A nuestra mente le encanta las estructuras; le ayudan a “simpatizar” con el elemento en cuestión. Por lo tanto, si ofrecemos una sutil, pero bien organizada “armadura”, la mente del lector se sentirá a gusto y totalmente centrada con lo que le ofrece la lectura.

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En la Programación Neuro-Lingüística (PNL), se refiere a esto como la manera en que afrontamos una situación, en donde ponemos el foco y, con ello, puedes determinar cómo puedes estar actuando en esos momentos.

En la escritura, en realidad —y también en el cine—, existen varios tipos de marcos. Veamos los más comunes:

1.Marco problema: No hay mucho que decir sobre él ¿Verdad? Todos conocemos bien este marco. Convivimos con él con cierta frecuencia.

En él encontramos la dificultad o situación problemática. En la escritura, este marco es cuando entramos en la trama: la parte negativa de un divorcio, un robo, un asesinato, una discusión familiar… Concentramos aquí, el “núcleo central” de nuestro argumento.

2.Marco revisor: te centra en el pasado inmediato. Un ejemplo sería cuando, en una conversación, se reincide en puntos claves que se ha escuchado: bien para recapitular o para asegurarte: «Entonces dices…» «Entiendo que…» «Quieres decir…»

 

3.Marco contraste: compara varias posibilidades distintas dando una visión clara de las diferencias existentes entre ellas. Con el contraste se destaca lo que es más significativo e importante para nosotros: «Si esto es así…» «Por un lado tengo esto…»

4.Marco “como si…”: En él te pones literalmente en tu meta u objetivo ¡como si ya lo hubieras conseguido! Me encanta. Te permite saltar las barreras y obstáculos que te frenan y puedes observar las diferentes posibilidades que se pueden presentar en el proceso. Es un potente motivador.

 

5.Marco objetivo: Básicamente te concentra en la meta. Te guía hacia el futuro, en el punto deseado, para conseguirlo: «Voy a hacer esto, y luego esto otro, para llegar a…»

¿Cómo nos afecta cada uno de estos marcos en la escritura?

Muy sencillo: Escoge o recuerda cualquier libro —o película. Mejor si es de misterio, un thriller, o de intriga. Analízalo como observador externo: ¿Bajo qué punto de vista estamos en cada fase del mismo?

Primero en el marco problema, evidentemente, cuando aparecen los asesinatos, robos, amenazas, secuestros, desapariciones, etc. Sólo hay un 

montón de datos sueltos.

Prosigamos; ¿Cuál sería la siguiente postura? Si seguimos cierta lógica será el marco revisor. Se presenta al detective —o en su lugar, el protagonista— quien observará el entorno, cogerá toda la información que pueda, y la agitará de todas las formas posibles para obtener el mayor conocimiento de lo que ha ocurrido.

Lo siguiente, si tenemos todos estos datos, sería verificar cuál de ellos es válido y cuál es falso. ¿Algunos sirven para confundir? ¿Dónde está la clave oculta? Aquí se buscará un orden plausible o una relación lógica para colocar los datos de forma razonable; este sería el momento del marco comparativo.

Tras esto, vamos directamente al marco “como si…”. Nuestro eficaz protagonista cogerá la información, los datos y la lógica, y se pondrá en la piel del delincuente. Con la fórmula del “como si…” dará vida a todo lo que conoce del hecho. Nuestro detective pensará: «si yo fuera […] ¿qué haría? ¿y luego?… Así sucesivamente, irá hilando cada uno de los detalles dándoles sentido y orden.

¿Que nos queda? Por supuesto: El marco Objetivo. Descifrando por fin la secuencia de hechos, colocando los datos en su lugar correspondiente, surgirá el motivo, la solución, o el posible perfil e identificación del asesino, ladrón o causante del embrollo que ha estado analizando. Con lo cual, llegamos al punto final de nuestra trama.

Si, además, aderezamos todo esto con algunas dificultades personales o familiares de los personajes principales, enredos y situaciones emocionales contradictorias en el protagonista, tenemos un argumento estupendo con el que trabajar.

figura-3d-munecos-de-palo-trabajo-en-equipoLos marcos nos ayudan a organizar y enfocar correctamente, las diferentes situaciones de un suceso dentro de la narrativa. La “visión interna” que te aportan los marcos te ayudará a cómo desarrollar la trama, a concretar el problema, y te ayudan a sintetizar el objetivo. Lo realmente importante, es el beneficio que aportan en cuanto al argumento, sobre todo para ti a la hora de escribirlo.

Hemos puesto un ejemplo de caso policial, pero lo puedes ajustar a cualquier tema.

No resulta una configuración evidente al lector. De hecho, cuanto menos evidente sea para él, mejor será el escrito. Sin embargo, es lo que hace que “se enganche” a la lectura de tu historia.

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