El latido de la tierra, es una novela que se centra en la heredera de una vieja mansión y de extensas tierras familiares, Alira, que vive en un contexto rural que ha sufrido abandono y despoblación. Ella se debate entre mantener sus raíces —aferrarse al pasado, conservar la casa, la tierra, la memoria— o adaptarse a los nuevos tiempos y exigencias sociales y económicas. A esto se añade un elemento intrigante: la desaparición de una persona en la gran mansión y el hallazgo de un cadáver sin poder identificarle.
La historia se presenta escrita en tercera persona, con una prosa cuidada y un ritmo pausado. Sin embargo, logra ofrecer un toque más íntimo cuando se trata de los personajes principales, en este caso, de Alira. Genera empatía con ellos mediante el enfoque en sus emociones, dudas y dilemas.
Su lenguaje es directo y sugerente, con una prosa muy cuidada, que combina lo íntimo con lo colectivo. Trabaja con acierto los silencios, y usa de forma eficaz los simbolismos naturales y los detalles paisajísticos para enriquecer la ambientación. La narrativa está impregnada de cierta melancolía por el mundo rural que desaparece.
Su estructura es lineal con saltos puntuales al pasado que ayudan a clarificar algunas decisiones y conflictos existentes entre los personajes. Cada capítulo lleva el título de una canción que, en cierto modo, nos concreta una emoción vivida en él; una fórmula que le otorga un punto de originalidad. Además, estos capítulos alternan acontecimientos del presente y recuerdos que van reconstruyendo la historia familiar y social del entorno.
Desde el comienzo, la novela introduce la intriga policial con los típicos interrogatorios y sospechas sobre la desaparición de una persona, y el descubrimiento de un cadáver. Al mismo tiempo, combina la crónica rural con el suspense: el crimen en sí, funciona como catalizador para desenterrar secretos del pasado y revelar tensiones soterradas entre los habitantes del pueblo.
En cuanto a los personajes, Alira, es el centro emocional. Se presenta como una protagonista compleja y sólida: una mujer en mediana edad, heredera de la propiedad y de una forma de vida; es responsable de su historia familiar. Lucha con el desencanto, con la responsabilidad, con la idea de lo que debe ser fiel a los orígenes y lo que debe cambiar. Es, en sí misma, una representación lograda del conflicto entre tradición y modernidad; el arraigo y el ansia de libertad.
Elegia, su madre, representa la rigurosidad; es la figura de autoridad moral y del vínculo a lo viejo, a la tradición, la dureza y la lealtad plena al pasado.
Los personajes secundarios como Tomás (el hermano), Amanda, Irene, Dunia, Malva, Telma, la subteniente Esther… están bien delineados, con profundidad psicológica, y cada uno, representa una realidad emocional distinta.
También la casa y la tierra son tratados casi como personajes: tienen presencia, peso, representan la memoria, el deterioro, el valor simbólico del hogar y lo irrecuperable. De hecho, la autora usa el paisaje como un reflejo del estado anímico de los personajes. La tierra, concretamente, es un personaje vivo, latente y doliente.
La historia nos presenta varios temas profundos sobre los que nos hace reflexionar: el vínculo con la tierra y las raíces familiares, la despoblación rural y la pérdida del mundo tradicional: El conflicto entre pasado y presente y, como no, el papel de la mujer en un entorno conservador. No deja de tocar cuestiones universales como la amistad, el amor y la traición.
En cuanto a lo original de este relato, el tema sobre secretos familiares o el desarraigo rural no es nuevo. Sin embargo, la autora lo expone entrelazando el drama personal con la problemática social y el misterio criminal, y desarrolla un retrato bastante realista de la España rural contemporánea: despoblación, pobreza, abandono de infraestructuras, tensión entre tradición y modernidad. Cada uno de estos puntos están equilibrados, no se solapan ni aminora la importancia de los demás. Ese equilibrio es su aspecto más original.
María Luz Gabás Ariño nació en Monzón (provincia de Huesca), en 1968. Creció entre pueblos de montaña, con una infancia marcada por la naturaleza y el contraste entre lo rural y lo más urbano. Estudió Filología Inglesa en la Universidad de Zaragoza, donde luego impartió clases. También ha trabajado como traductora, investigadora lingüística y ha tenido implicación en proyectos culturales. Fue alcaldesa de Benasque entre 2011 y 2015. Su escritura explora paisajes poderosos, el contraste entre pasado y presente, la tradición y el cambio.
En cuanto a su obra literaria, publicó Palmeras en la nieve en 2012, con gran éxito comercial y de público; le siguieron Regreso a tu piel (2014), Como fuego en el hielo (2017), El latido de la tierra (2019), y más recientemente Lejos de Luisiana (2022), con la que ganó el Premio Planeta.
El latido de la tierra es una novela madura, que equilibra con eficacia el drama rural, el suspense y la reflexión social. No es una lectura dinámica, ni presenta un gran suspense. Es una obra que invita a la reflexión sobre la dimensión humana, la nostalgia, la belleza de lo cotidiano y a la lucha interior.
Ideal para lectores que disfrutan de historias con alma, con cierto aire nostálgico y personajes femeninos fuertes. No es una novela trepidante, pero sí profundamente humana.
Ficha técnica:
Título: El latido de la tierra
Autora: Luz Gabás
Género: Ficción contemporánea, Drama rural
Año de publicación: 2019
Editorial: Planeta
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